martes, 24 de mayo de 2011

*Frutos de los Mares**

*Frutos de los Mares**
Esta tierra bañada por dos mares
altivos y sonoroso…
Que nos regalan sus frutos junto
a sus bellas playas.
...
Al caer la tarde una briza sopla del mar
e invita a los hombre a pescar,
abordan sus pequeñas embarcaciones
y cantando canciones se lanzan a alta mar.

El sol se resiste a irse a dormir porque
quiere contemplar a la luna,
mientras los cangrejos empiezan a bailar.

Llega el anochecer y los peces se empiezan
a mecer sobre las redes de los pescadores,
que como buenos y melodiosos silbadores
le cantan a la sirena de sus amores.

Empieza a amanecer y en los comales
hierve la hoya con verduras,
Mientras las tortillas como caricaturas
empiezan a tomar forma.

Llega el pescador cargado de mariscos
y pescados que con generosidad,
los mares que rodean mi bandera
ofrecen a los hijos de esta tierra.

La señora los limpia con diligencia
luego los hecha a lo hoya,
entonces el olor se expande como
un perfume de delicado aroma.

Entonces a la mesa se asoma,
el amigo, el vecino y hasta
un desconocido que el caldo
quiere degustar…

¡Hay caldo! Caldito caldo que evocas
el conato de verano en esta tierra de
abriles eternos.

¡Hay caldo! Bendito caldo que me sabes
a ese paraíso diferente en la tierra
del Quetzal.

Oxwell L’bu
Foto: Carmen Oliva.

***Las Empanadas en la Tienda****

***Las Empanadas en la Tienda****
Forraditas como naranjitas guiñándole
el ojo a los patojos que de todo quieren
y más cuando es un exquisito manjar.

...La mama los envía a la tienda pero antes
de llegar el mandado suelen olvidar,
porque el paladar los suele engañar.

Todo se les antoja y con su escaso
presupuesto se ponen a pelear,
contando los últimos centavos
que les quedan empiezan a ajustar.

Pero nunca ajustan porque los antojos
les desajustan un presupuesto que
nunca consiguen cuadrar…

Para olvidar se van a chamusquear,
corriendo detrás de una pelota,
como si fuera el campeonato mundial.

Pero luego les viene el hambre y los
antojos otra vez…
Menos mal que allí viene la abuela,
que no se deja sobornar…

Pero siempre sede cuando de empanadas
se trata…
Y es que son tan sabrosas que solo de
imaginarlas a la abuela sele empiezan
a antojar…

Se le hace ¡Agua el paladar! Cuando
empieza imaginar las empanadas
con café… Así que ella pone la
jarrilla en la hornilla y manda a
los patojos a comprar.
Pero por muchas que compre
¡Nunca van a alcanzar! Por esa
hambre voraz de los patojos,
no hay bocado que lo logre calmar

Y menos si cuando van por las empanadas,
en el camino las empiezan de mordisquear,
pero es que la verdad quien puede contra
el paladar…
Oxwell L’bu

domingo, 22 de mayo de 2011

***El Mensajero de los Dioses***

***El Mensajero de los Dioses***
Cual si fueran centinelas atalayas
de los dioses las pirámides,
se yerguen en la selva tropical.

...Cual si fueran manantiales por
donde las estrellas se deslizan,
en cornisas emplumadas con
vestido real…

El sacerdote saluda a la luna
y a las estrellas, mientras en el
horizonte se duerme el sol.

La multitud espera del cielo
su aprobación…
Y aguarda al espíritu que habita
la pirámide por su intercesión.

Los que disputan el juego de pelota
Jugándose la vida empiezan a aplaudir
y se escucha un eco que resuena
en los flejes del inframundo.

Entonces la voz de las pirámides
empieza a cantar con voz de pájaro,
con voz de serpiente.

Y la voz surca los cielos en forma
de ecos que viajan por la selva,
hasta que todo queda en silencio.

Las estrellas empiezan a trinar
como que quisiera cantar
y cual si fuera una estrella fugaz
o un trueno en el horizonte.

Una serpiente emplumada surca
el horizonte con reflejos de
un verde tornasol que se pierde
en la selva.

Llevando en su pecho un corazón
que sobre sale y un plumaje tan
hermoso que provoca que hasta
las pirámides empiecen a cantar….

A cantarle al “Mensajero de los
Dioses” que los ha venido a
visitar…

El Quetzal danza al ritmo del trinar
de las estrellas y canta con la voz
que tiene ecos de eternidad.

Canta y danza ante los hijos de
la libertad…
Pueblo poliglota que en esta
tierra se ha venido a reencontrar.

El mensajero de los dioses trae
voces con ecos de eternidad,
ecos de una cultura milenaria
que sigue floreciendo en
la tierra del Quetzal.
Oxwell L’bu

Imagen: Internet