viernes, 20 de diciembre de 2019

La navidad chapina...

Cuando evocó la navidad en Guatemala, vienen a mi aromas, sabores e imágenes multicolores....Porque la navidad chapina, es una invitación a degustar todos esos platillos que deleitan al paladar, cada uno de manera muy particular; es un arco iris de colores de floridas primaveras que extasiante el alma y te dan una sensación de paz....Es esa amistad tan cercana a la fraternidad de corazones que se encuentran para compartir, es la sonrisa de los niño cu ya alegría va más allá de recibir un juguete...Es la plenitud que sienten los abuelos al notar que han trasladado a la próxima generación  algo que va más allá de una celebración o tradición, pues han transmitido una fe, que sustenta la esperanza de una nación.
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domingo, 15 de diciembre de 2019

“Haciendo el nacimiento”

“Haciendo el nacimiento’
Desde que Francisco de Asís, recreará el primer nacimiento o pesebre en la Ermita de Geccio Italia y tiempo después fuera traído a Guatemala y de allí al continente, por el hermano Pedro; hacer el nacimiento es más que una tradición, es una celebración de fe.

En aquellos años, antes que el plástico hubiera invadido la navidad, los nacimientos se solían hacer con elementos naturales, para su elaboración, se solían usar cañas de bambú, musgo, aserrin teñido de colores, las figuras solían ser de barro, la imagen del niño Jesús de madera tallada y se le adornaba con rosarios de manzanilla, pascuas y pino.

Los patojos y muchachos se apuntaban, para ir a conseguir algunos de dichos elementos a los barrancos, donde aparte de divertido era toda una aventura y las demás cosas se comprueban en los mercados de los barrios.

Y allí se vain venir a los patojos de los barrancos, felices, pues aparte a haber aventurado, sentían que había colaborado, para hacer el nacimiento.  Con el corazón contento, por lo regular, la totalidad de la familia y uno que otro colado, se involucraban, en el diseño y hechura del pesebre.

El aroma del pino, el musgo y la manzanilla se sentía al nomás asomarse a la puerta. Pero los rosarios de manzanilla, con forme los días pasaban, se iban diezmando, pues los patojos se las comían de contrabando, al punto que al llegar la noche de navidad, ya casi solo los hilos colgaban y la mamá  iba corriendo al mercado, para comprar otros, con la advertencia de que los que traía  tenían chile y de esa forma disuadir el apetito voraz de los patojos.

Cada nacimiento constituye una postal, del espíritu navideño  y la fe de los chapines.
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