"Antigua de mis alegrías"
Cómo olvidar esa alegría que sentía, cuando siendo un chiquillo escuchaba, decir: hoy iremos a la Antigua.
Aquello era una fiesta, donde la orquesta, eran las risas de los patojos, cantando en el autobús, cuando este se acercaba al cerró de la Cruz y luego bajar a aquel lugar, donde era tan fácil dejar volar la imaginación.
Más de una vez mis rodillas besaron su suelo, todo por ese anhelo de salir corriendo a todo prisa, para llegar primero a las ruinas. Aquellos paseos mágicos, eran escuchar las historias increíbles de la abuela, era imaginar que cobraban vida todas sus leyendas y sentir que eras parte de ellas. Era ir a empaparse hasta el alma, en las grandes piletas, era jugar en las ruinas al escondite y que te estuvieran llamando para comer y no dejar de correr...Esos paseos con momentos tan significativos, hacían que todo cobrará sentido. Eran esos almuerzo a la carrera, comiendo un pepian, un jocon y cualquiera de esos platillos chapines que alegran el corazón.
Ir a la Antigua, era quedarse con la boca abierta ante las historias con realismo mágico de los cuenteros, que contaban sus historias en el Portalito; aquellos paseos inolvidables era celebrar que te comprarán, una pelota de tripa de coche, un chinchin, un capirucho... Era ir a sus templos y ver la devoción de la gente.
Y al caer la tarde degustar, una tostada, un chuchito acompañados de un buen atol de elote; era ir a sus dulcerias y comerse unos higos en miel, unos cocos, unas cocadas y bajarselos con agua para no empalagarse, era sentir ese dejo de tristeza , cuando sabías que estaba próxima, la hora de partir.
Antigua Guatemala de mis alegrías, de esos hermosos recuerdos, en que siendo un patojo, corría por tus calles empedradas y en los que tus espantos y leyendas cobraban vida...Antigua de mis alegrías de niño, alegrías que hoy son historias, cuyas memorias, llevó en el corazón.
Oxwell L’bu Copyright © 2017
Cómo olvidar esa alegría que sentía, cuando siendo un chiquillo escuchaba, decir: hoy iremos a la Antigua.
Aquello era una fiesta, donde la orquesta, eran las risas de los patojos, cantando en el autobús, cuando este se acercaba al cerró de la Cruz y luego bajar a aquel lugar, donde era tan fácil dejar volar la imaginación.
Más de una vez mis rodillas besaron su suelo, todo por ese anhelo de salir corriendo a todo prisa, para llegar primero a las ruinas. Aquellos paseos mágicos, eran escuchar las historias increíbles de la abuela, era imaginar que cobraban vida todas sus leyendas y sentir que eras parte de ellas. Era ir a empaparse hasta el alma, en las grandes piletas, era jugar en las ruinas al escondite y que te estuvieran llamando para comer y no dejar de correr...Esos paseos con momentos tan significativos, hacían que todo cobrará sentido. Eran esos almuerzo a la carrera, comiendo un pepian, un jocon y cualquiera de esos platillos chapines que alegran el corazón.
Ir a la Antigua, era quedarse con la boca abierta ante las historias con realismo mágico de los cuenteros, que contaban sus historias en el Portalito; aquellos paseos inolvidables era celebrar que te comprarán, una pelota de tripa de coche, un chinchin, un capirucho... Era ir a sus templos y ver la devoción de la gente.
Y al caer la tarde degustar, una tostada, un chuchito acompañados de un buen atol de elote; era ir a sus dulcerias y comerse unos higos en miel, unos cocos, unas cocadas y bajarselos con agua para no empalagarse, era sentir ese dejo de tristeza , cuando sabías que estaba próxima, la hora de partir.
Antigua Guatemala de mis alegrías, de esos hermosos recuerdos, en que siendo un patojo, corría por tus calles empedradas y en los que tus espantos y leyendas cobraban vida...Antigua de mis alegrías de niño, alegrías que hoy son historias, cuyas memorias, llevó en el corazón.
Oxwell L’bu Copyright © 2017