martes, 24 de marzo de 2020

***Me amaneció pensando en ti***

****Me amaneció pensando en ti***
Estando aún dormido té pensaba,
te acariciaba con mis recuerdos,
sentí una nostalgia que me despertó
o sería un suspiró que mi morena,
con un verso me susurró.

Pienso en ti, todos los días, sin tregua,
desde el amanecer, hasta el anochecer
y aún en mis sueños, eres ese sentimiento
recurrente que evoca mi mente y anida
en mi corazón.

He visto tus calles vacías, calles donde
hoy se pasea la esperanza y la fe,
te imagino así: tu bello cielo azul
besando las aguas de Atitlan,
ese espejo del cielo, que la luna
utiliza para verse cada anochecer.

Xela la tierra de mi abuela,
con su carita morena y esa diadema
regalo de Dios, que es la luna de Xelaju;
donde los poetas sueñan despiertos
y se desvelan, atrapando los versos
que en forma de suspiros dejan escapar
las doncellas enamoradas.

Cuando los recuerdo te evocan,
siento tu mano apretándome el corazón,
sintiendo una ganas enormes de pasearme
por tus calles, de mirar al cielo y acariciar
este anhelo de saberme allí, cerca de ti...

Y entonces a mi alma le da por gravitar,
por esa Antigua sin ti,
la tierra donde mi madre dio el último suspiro,
esa donde sus calles son pinceladas de paisajes,
que se mezcla con el colorido de los perrajes
de las madres llevando a sus retoños.

Antigua hoy aun con sus calles desiertas,
las jacarandas no se cansan de llamar a mi pueblo
al ayuno y la penitencia, en la Jerusalén de America, la misma donde el Nazareno moreno
se mece, cada Semana Santa.

Escuintla ciudad de las palmeras,
de playas con arena de volcán,
de amaneceres bañados por el sol
en un pentagrama de cantos de sirenas
que repiten los ecos del Pacífico.

Entre despierto y dormido empiezo a escribir
y no sé, si estoy soñando, pero me he sentido
tan cerca de ti, que juraría que he exhalado,
un respiro con el olor a tierra mojada.

Se que estoy aquí, lejos de ti y aún así,
como bilocandose mi corazón
se pasea por la capirucha
y a lo lejos se escucha,
el canto de los pájaras y los
violines de los grillos dando serenata.

Me veo en el parque central,
vuelan las palomas y en el portal se asoman,
los niños de la calle, esos que no conocen
de vacaciones y que sus mayores ilusiones,
son tener un pan en la mesa.

Me lleno de alegría y tristeza,
porque aunque muchas cosas han cambiado,
otras al parecer no las hemos superado...
Pero a pesar de eso, seguimos en el proceso
de ser cada día mejores.

Mis pasos me llevan al templo de San Francisco,
la casa de la Inmaculada, la Madre que nunca
deja de pedir, por un pueblo que ha aprendido
a vivir la fe y la esperanza.

Mis pasos me llevan inequívocamente,
a mi barrio, mi Colonia, ese pedacito de cielo,
donde fui tan feliz, donde nacieron mis ideales
y me llene de gozo cuando nacieron mis primeras
ilusiones.

Guatemala, mi Bella Guatemala,
ese paraíso donde Dios quiso dejar
claras huellas de su presencia...
Que bendición es que el corazón
se pueda bilocar, porque así se alivian
las penas al extrañar.
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