“Como café con champurradas”
Como contar esta historia,
para que mantenga la magia
del momento, sin recurrir
a palabras vanas, ni frases
prefabricadas o triadas
que al final no digan nada.
No, no era un antojo,
era más bien ese necesidad
que me da, cuando empieza
a anochecer…
Por lo que salí por un café
y te encontré mujer.
Estabas allí sola y no esperabas
a nadie, eso lo puede intuir,
porque tomabas tu café sin
prisas, mientras veías el celular.
No lo he de negar, me impactaste,
pero como hacerme notar,
si estabas absorbida con lo
que leías y por momentos
sonreías…
Fueron esas pícaras sonrisas,
como dardos que impactan
al corazón y provocan que
que le salga a uno la intension,
como cuando se contempla,
un café en la mesa y para tu
sorpresa hay champurradas.
Quise inventarme cualquier
excusa y sentarme a tu lado,
pero tu corazón estaba tan
encaramélado en tu lectura,
que juzgue una locura,
el interrumpirte.
Por lo que con la misma cadencia
que tú bebías tu café,
yo degustaba las champurradas
y tontamente le ponía al café
otras cucharadas.
Fue en un momento mágico,
diría yo, que me volteaste a ver
y llamaste mi atención con el celular,
mostrándome mi foto de perfil.
Aquello fue como un mes de abril,
pues leías mis versos…
Te acercaste y con tu vos profunda
me expresaste: Hombre, como quisiera
ser la fuente de tu inspiración.
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