“De micos y palomitas mensajeras”
(Corpus Chisti en Guatemala)
Sabrá usted de esas cosas del pasado, que parecen quedar en el pasado, pero en la vida siguen presentes, porque aún sin ser penitentes, cada quien encuentra su jurisdicción en toda tradición.
Ella era blanca como la luna llena, el moreno cómo está tierra; hombre de trabajo con altas aspiraciones, pero cuna de paja y barro, ella mujer recatada y consagrada a mantener el buen nombre y las tradiciones de la familia.
No, no la conoció por casualidad, porque es verdad cada encuentro en la vida, tiene su intención, aunque en el momento no lo comprenda la razón. El la vio, fue como si una mano le atravesará el pecho sin compasión y le apretará el corazón y se fue detrás de ella, como quien persigue una quimera, una estrella.
Averiguo dónde vivía y aunque tenía que recorrer toda la villa, cada atardecer, pasaba por su calle, con la esperanza de volverla a ver, pero ni la casualidad, quería conspirar a su favor y darle chance a ese amor.
Fue una tarde de abril, cuando por el mercado central se la encontró, iba acompañada, más bien parecía custodiada, por sus dos hermanos y su madre. Compraba flores, para la Virgen y a él se le figuró estar viendo a un ángel, uno de los hermanos lo notó y el pasó apresuró, para no darle chance al entrometido y mucho menos a cupido.
Pero el, seguía insistiendo y todas las tardes recorría su calle con la esperanza de verla pasar, pues en su intención, no iba a claudicar. El no lo sabía, pero ella con discreción lo veía, desde su ventana. El se decía: Yo soy capaz de retorcerle, el brazo al destino, para que la vida la ponga en mi camino. Hasta que un día su insistencia frutos dio. La tuvo frente a él y no dudó en acercarse y cortejarla, pues aquella era su oportunidad. Ella apenas si habló, el como un loro no paro, pues tenía tanto que decir. Luego de aquel día, se miraron, en encuentros furtivos como furtivos, pero sin que llegara la declaración, porque justo en el momento, ella era esquiva y se iba. Hasta que un día le dijo: -Espere, a la fiesta de corpus y allí tendrá mi respuesta a su propuesta.
Durante la festividad de jueves de Corpus Chisti, en Guatemala, se da una tradición, la de intercambiar el mico y la paloma, así como las frutas de la época las peras y los membrillos. Esto luego de asistir a la misa solemne de Corpus, a la salida los enamorados, suelen intercambiar el mico(el varón) y la paloma (la dama), en un acto sencillo y a la vez ceremonioso. Ya que si la dama al recibir el mico, entrega la paloma, esto significa el consentimiento de la dama, para iniciar el noviazgo o bien la aceptación del compromiso. Se suele usar el mico o mono porque las comunidades prehispánicas solían usar al mico como mensajero y la paloma 🕊 de igual forma, pero está más por la tradición europea. Y el intercambio de frutas corresponde a los frutos de las cosechas que se suelen dar en esta época del año.
Por consiguiente, conociendo la tradición, el sabía perfectamente, lo que significa, el esperar a la fiesta de Corpus.
Llegó el día esperado, se vistió con sus mejores ropas y se fue para cátedras, el sabía que allí la encontraría y tenía todo un plan para hacerle llegar discretamente el mico y el quedaría en espera de su respuesta. Si su intermediario le llevaba la paloma, significaba que si, que ella daba su consentimiento para iniciar un noviazgo, el luego se encargaría de sus guarda espaldas y de convencer a los padres de ella.
El, se aseguró de que ella recibiera el mico y quedó en espera de la paloma, pero al parecer su paloma no conseguía emprender el vuelo y así, el se quedó esperando su respuesta, pero esta no llegaba, la duda le carcomía las neuronas y se quedaba a merced de sus nostalgias...
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