Los canchinflines era algo así, como cuando los amigos, pasan chiflando por tu puerta y sabes que es hora de salir. Cuando por las calles se empezaban a escuchar, uno sabía que estaba cerca la navidad...
Su silbido inconfundible, era indiscutible, cada diciembre; nunca faltaron las guerras que armaban los patojos en los callejones o de banqueta a banqueta; nunca faltó el inocente, que sin estar participando, recibiera una quemada en el pantalón.
Pero pasaron a hacer la manzana de la discordia, algunos lo celebraron otros lo lamentaron, más lo cierto es que siempre abren discusión. En el 2005 a raíz de la tragedia ocurrida, en el asentamiento Santiago de los caballeros en zona 6, para una noche buena, las autoridades prohíben su uso y venta; sin embargo su comercialización no se detuvo. En noviembre del 2007, tras el incendio en el mercado de la Terminal, vuelven a ser tema de debate. Ya la corte suprema por aquellos días había levantado la prohibición, pero a raíz de este hecho es la corte de Constitucionalidad, la que prohíbe en forma definitiva su uso y comercialización.
Y sin embargo de vez en vez se siguen escuchando, siguen volando y silbando por nuestras calles, para alegría de los patojos y enojo de la autoridades.
Quién no tiene una anécdota con los mentados canchinflines, quien no tiene una historia que contar, desde que por accidente intencionado te quemo el pantalón recién estrenado o te hicieron correr como nunca, justo cinco minutos ante de las 12 en plana noche buena o Año Nuevo.
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#Canchinflines
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