*** Embelesó quetzalteco***
Escucho la marimba, sus teclas
morenas vibrar y recitar,
el poema hecho canción,
el que puso a vibrar su corazón.
Y como una niña, asomó la mitad
de su rostro, por la ventana,
para que nadie la notara,
para que nadie supiera,
que sus suspiros eran de amor.
Entonces el cielo se vistió de celaje,
para igualar el paraje,
de la mujer morena que
bajo la luna salió a bailar,
llevaba.
Danzaba, como que flotaba
o más bien como una niña,
que se sube las faldas a la rodilla,
para cruzar en el rio hacia la otra orilla.
Pero el río, era el mismo cielo,
que empapado en sus propias
lágrimas, suspiraba versos
de amor.
La morena danzaba,
la danza de la luna, que como
espuma, se emocionaba
y en su curiosidad delataba
su presencia.
La quetzalteca bailaba
y bailaba, como un sonámbulo,
que baila cuando esta dormida,
pero sueña con los ojos abiertos.
Entonces las montañas,
quisieron cantar y provocaron
ecos, que multiplicaban
las notas como espejos.
La luna, pudo ver los encantos,
de la mujer, de la niña mujer quetzalteca
y sintió celos, celos de su huipil,
tejido con suspiros de abril,
celos de su peraje que es como un celaje.
Celos de su piel bronceada,
en plena madrugada,
celos de esa forma de moverse
al compás de las notas de marimba.
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Foto: @imaginacomed a travez de paisajes de Guatemala
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