Llevo el color de mi tierra sobre la piel...
Tengo su voz de marimba en mi garganta
y su poesía hecha paisaje en mis versos.
Tengo la alegría de su gente en mi esquiva
sonrisa, no, no camino de prisa, sino con la
pausa de un son, que suena en mi corazón.
Si te llevo en la sangre, Guatemala tu nombre inmortal; tengo reflejos de tus celajes en mis ojos y la eterna primavera en mi mirada.
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