“La mujer que he amado”
Cuantos amaneceres
he navegado y en el lago
azul me la he encontrado,
desnuda bañándose
mientras el sol la acaricia.
E ido remando hasta donde
la corriente me guía
y una vez allí me he quedado
en un reverencial silencio.
Y cuando pienso que estoy
solo, que nada ni nadie
me perturba, ella se sube
a mi barca y se sienta
junto a mi.
No dice nada , pero cuando
la miro en su rostro se dibuja
una sonrisa y con la brisa
del viento me dice: Te esperaba!
Entonces una chispita de luz
brota de sus ojos y me besa
en la boca y eso provoca en mi
un incontenible deseo por
acariciarla, pero ella es como
un pez escurridizo.
Aún así la amo, con largos
silencios, con caricias de
contemplación y con besos
de pasión cual si fueran
esos últimos alientos con
los que uno se aferra a la vida.
Esa mujer que he amado,
con un amor desesperado,
nunca se hace esperar
y las ausencias no las
suele reprochar, porque
sabe que a ella por más
que me aleje volveré.
A esa mujer también
la he despreciado,
por haberme alejado
de vivencias nuevas,
de renovadas pasiones,
que no volverán.
Esa mujer que he amado,
en el silencio me ha susurrado
canciones que he escrito
en las aguas del lago azul.
Esa mujer que en sus
momentos de pasión,
le ha dictado versos sublimes
a mi corazón, que he escrito
con su aliento en la brisa
de los ecos del silencio.
La mujer que he amado,
se desvanece y cuando menos
la esperó se aparece…
En forma de brisa, en forma
de murmullo porque lo suyo
es sorprenderme y arrebatarme
a esa dimensión donde solo
llega el corazón.
Esa mujer a veces quisiera
no amarla, pero me es recurrente,
porque en mi alma y en mi mente,
siempre vivirá, la llaman soledad.
Foto: Rolando Estrada a travez de Paisajes De Guatemala Steven
Oxwell L’bu copyrights 2023
#soledad
#atitlanlake
No hay comentarios:
Publicar un comentario