*Frutos de los Mares**
Esta tierra bañada por dos mares
altivos y sonoroso…
Que nos regalan sus frutos junto
a sus bellas playas.
...
Al caer la tarde una briza sopla del mar
e invita a los hombre a pescar,
abordan sus pequeñas embarcaciones
y cantando canciones se lanzan a alta mar.
El sol se resiste a irse a dormir porque
quiere contemplar a la luna,
mientras los cangrejos empiezan a bailar.
Llega el anochecer y los peces se empiezan
a mecer sobre las redes de los pescadores,
que como buenos y melodiosos silbadores
le cantan a la sirena de sus amores.
Empieza a amanecer y en los comales
hierve la hoya con verduras,
Mientras las tortillas como caricaturas
empiezan a tomar forma.
Llega el pescador cargado de mariscos
y pescados que con generosidad,
los mares que rodean mi bandera
ofrecen a los hijos de esta tierra.
La señora los limpia con diligencia
luego los hecha a lo hoya,
entonces el olor se expande como
un perfume de delicado aroma.
Entonces a la mesa se asoma,
el amigo, el vecino y hasta
un desconocido que el caldo
quiere degustar…
¡Hay caldo! Caldito caldo que evocas
el conato de verano en esta tierra de
abriles eternos.
¡Hay caldo! Bendito caldo que me sabes
a ese paraíso diferente en la tierra
del Quetzal.
Oxwell L’bu
Foto: Carmen Oliva.
Esta tierra bañada por dos mares
altivos y sonoroso…
Que nos regalan sus frutos junto
a sus bellas playas.
...
Al caer la tarde una briza sopla del mar
e invita a los hombre a pescar,
abordan sus pequeñas embarcaciones
y cantando canciones se lanzan a alta mar.
El sol se resiste a irse a dormir porque
quiere contemplar a la luna,
mientras los cangrejos empiezan a bailar.
Llega el anochecer y los peces se empiezan
a mecer sobre las redes de los pescadores,
que como buenos y melodiosos silbadores
le cantan a la sirena de sus amores.
Empieza a amanecer y en los comales
hierve la hoya con verduras,
Mientras las tortillas como caricaturas
empiezan a tomar forma.
Llega el pescador cargado de mariscos
y pescados que con generosidad,
los mares que rodean mi bandera
ofrecen a los hijos de esta tierra.
La señora los limpia con diligencia
luego los hecha a lo hoya,
entonces el olor se expande como
un perfume de delicado aroma.
Entonces a la mesa se asoma,
el amigo, el vecino y hasta
un desconocido que el caldo
quiere degustar…
¡Hay caldo! Caldito caldo que evocas
el conato de verano en esta tierra de
abriles eternos.
¡Hay caldo! Bendito caldo que me sabes
a ese paraíso diferente en la tierra
del Quetzal.
Oxwell L’bu
Foto: Carmen Oliva.
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